BLOG _ ROB

Conductas miméticas

No repitas el comportamiento de los demás

Para un verdadero proceso de cambio es necesario darse cuenta cuál es la conducta repetitiva que nos limita. Estamos llegando a un fin de ciclo, termina un año más y como todo final de año siempre estamos dispuestos a hacer promesas para intentar mejorar, promesas que muchas veces quedan en el aire y se las lleva el viento.

Cuando nos relacionamos con las demás personas, inconscientemente empezamos a ser influenciados por sus condutas y acabamos hablando como ellos, tomamos las mismas actitudes que ellos, sus conceptos y sin darnos cuenta acabamos siendo una marioneta manejable en esta vida.

Por experiencia propia descubrí el poder de la influencia y como puede hacer daño, pero no hablaré solo de mí, sino también de personas que son juzgadas y prejuzgadas, de las veces que nos dejamos influenciar por informaciones falsas elaboradas bajo una tesis llena de prejuicios. Estamos siempre cayendo en calificativos morales, trayendo siempre a colación lo malo de la otra persona sin aceptar sus buenas cualidades; es mucho más fácil ver el lado negativo que admitir que, a pesar de algunas imperfecciones, el sujeto acusado tiene buenas virtudes.

El año pasado empecé a asociarme con personas negativas que me influenciaron muchísimo. Aquí la culpa también la tengo yo, por haberlo permitido, perdí el control de quien era realmente, y empecé a reaccionar de forma mediocre. Este es un de los problemas de querer encajarse, sin seleccionar quien realmente entra en tu vida, acabamos hiriendo a personas que deberían ser cuidadas. Hay un dicho que dice que los amigos de verdad son aquellos que te defienden cuando tú no estás delante, aprender esta lección me hizo comprender que el valor de la integridad es mucho más importante que la necesidad de aceptar la difamación.

Estamos en un mundo en que las personas prefieren azotar a los demás, viviendo al margen de los juicios, acusándolas como si sus propias vidas fueran perfectas. Es fácil tirar piedras al terrado de vidro del vecino. Pero, ¿qué nos lleva a juzgar de forma cruel? La valoración y calificación se aprende cuando aún somos niños, el problema es que muchas veces, por la mala influencia familiar, empezamos a coger conductas miméticas que en la edad adulta es difícil de quitar.

Cuando juzgo a alguien según lo que yo creo, o según lo que los demás me han dicho, lo que realmente estoy haciendo es cerrar una puerta, ya que según la mala información que hemos recibido nos hace tener prevención, nos refugiamos con la intención de no ser engañados. Esta sensación de inseguridad empieza a generar conceptos erróneos de personas que nunca nos han hecho nada.

Sin embargo, muchas veces lo que más nos decepciona es que nuestros acusadores son las personas que creemos que nos quieren, familiares, amigos cercanos… En este proceso en que te sientes como si estuvieras en una fuerte turbulencia, tienes que tomar una decisión, aceptar como son ellos o alejarte. Si realmente buscas un cambio en tu vida, deja de caminar con personas chismosas i negativas, que lo único que saben hacer es hablar mal de los demás para sentirse bien.

@todos los derechos Reservados: Robson Marins, escritor, bloguero, pensador, estudiante de psicología, amante de la literatura.