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Los mecanismos defensivos neuróticos en la terapia Gestalt

En la psicología Gestalt, se observa una variedad de mecanismos neuróticos que influyen en cómo las personas interactúan con su entorno y consigo mismas. Estos mecanismos se manifiestan de diversas maneras, como la introyección, la proyección, la confluencia y la retroflexión, entre otros.

Las personas que experimentan neurosis a menudo enfrentan presiones sociales intensas o buscan influir negativamente en otros, sin considerar su singularidad. La neurosis surge como un intento de protegerse del estrés percibido en un entorno que puede parecer hostil, convirtiéndose en un mecanismo para mantener un equilibrio aprendido, ya sea por imitación o por desafío.

Dentro del contexto de la terapia Gestalt, se identifican varios mecanismos neuróticos que interrumpen el contacto con el entorno, como la introyección, la proyección, la confluencia y la retroflexión. Además, se han agregado otros tres para comprender otras formas de manifestación neurótica, como el egotismo, la deflexión y la proflexión. Posteriormente, se incluyen dos mecanismos adicionales provenientes del psicoanálisis de Sigmund Freud: la racionalización y la negación.

Es importante destacar que las neurosis no se limitan a un solo mecanismo y que se desarrollan gradualmente a lo largo del tiempo debido a interrupciones y interferencias en el proceso de desarrollo personal. Situaciones traumáticas o carenciales pueden contribuir a su desarrollo, pero las manifestaciones neuróticas suelen ser el resultado de perturbaciones en el contacto con el entorno.

Uno de estos mecanismos, la introyección, es esencial en la psicología Gestalt. Se refiere al proceso mediante el cual incorporamos patrones de pensamiento y comportamiento que no son propios. Aunque puede ser útil en el aprendizaje durante la infancia, su uso excesivo puede llevar a la neurosis.

La proyección, otro mecanismo clave en la psicología Gestalt, implica culpar al entorno por lo que uno mismo origina. Puede manifestarse de manera extrema en la paranoia, donde una personalidad agresiva proyecta sus propios deseos y sentimientos hacia objetos o personas del entorno. Sin embargo, también puede manifestarse de formas menos extremas, como en el caso de anticipar las acciones de otros, como un jugador de ajedrez.

La confluencia ocurre cuando la persona y el entorno se fusionan, perdiendo la percepción de los límites entre ellos. Este estado puede convertirse en una patología cuando la persona pierde su sentido de identidad.

La retroflexión implica dirigir la energía hacia uno mismo en lugar de hacia el entorno, lo que puede resultar en una incapacidad para manejar situaciones de manera constructiva.

El egotismo, descrito por P. Goodman, implica un aumento narcisista del ego que puede llevar a comportamientos psicopáticos. La deflexión, por otro lado, consiste en evitar situaciones o personas que generan miedo o incomodidad, mientras que la proflexión implica pedir indirectamente del entorno lo que uno desea recibir.

Además de estos mecanismos gestálticos, existen otros descritos por el psicoanálisis freudiano, como la negación y la racionalización, que también son comunes en diversos trastornos neuróticos y tienen su origen en experiencias infantiles de rechazo o castigo.

Formación Académica:

  • Máster Universitario de Filosofía para los Retos Contemporáneos (UOC)
  • Grado en Educación Social (UOC – Universidad Oberta de Catalunya)
  • Licenciatura en Filosofía (Faculdade Única)
  • Licenciatura en Educación Especial (Faculdade Única)
  • Grado en Marketing (Faculdade Única)