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Pirómanos Emocionales

Estar cerca de una persona destructiva es como bailar con fuego

Estar cerca de una persona destructiva es como bailar con fuego, una danza peligrosa donde las llamas amenazan con consumir todo a su paso. En este juego ardiente, el riesgo de quemarse es constante, y la fragilidad de la situación se manifiesta en cada giro y cada paso.

Así como el fuego puede ser hipnotizante en su danza caótica, la personalidad destructiva de alguien puede resultar atractiva al principio. Tal vez su carisma o encanto inicial envuelva el entorno en una ilusión de calidez, pero con el tiempo, la realidad ardiente se revela. Las palabras hirientes y las acciones perjudiciales actúan como chispas, avivando las llamas de la discordia y la desconfianza.

A medida que la coreografía de esta danza destructiva progresa, uno se encuentra atrapado en un vórtice emocional, luchando por mantener el equilibrio mientras las llamas amenazan con consumir la estabilidad emocional y mental. Las cicatrices, al igual que las quemaduras, son testigos silenciosos de los encuentros con esta energía negativa.

Bailar con fuego implica aceptar la posibilidad de salir chamuscado, de sufrir consecuencias impredecibles. La cercanía con una persona destructiva puede erosionar la autoestima, minar la confianza y dejar cicatrices emocionales duraderas. Las relaciones tóxicas actúan como incendios forestales, dejando a su paso un rastro de destrucción y desolación.

Es crucial reconocer cuando la danza se torna peligrosa y saber alejarse antes de que las llamas devoren por completo. Protegerse de la toxicidad significa romper el ciclo, dejar de bailar en el filo de la destrucción y buscar entornos más saludables.

¿Pero cómo puedo reconocer a una persona destructiva?

Podemos encontrar en nuestro ambiente de trabajo, incluso, los amigos de nuestros amigos cuando no nos caen bien, algún familiar, la suegra que no soporta a su yerno o nuera y viceversa, aquel familiar que no soporta la pareja del otro, pero tenemos que tener en cuenta que no podemos permitir que la acción del otro nos afecte.

Estar cerca de una persona destructiva es como bailar con fuego: una experiencia que puede parecer emocionante al principio, pero que lleva consigo el riesgo constante de sufrir quemaduras. Es imperativo tener la valentía de apartarse de esa danza antes de que las llamas consuman la paz interior y la estabilidad emocional.

Las personas destructivas, tienen formas particulares de actuar que pueden afectar tanto a ellos mismos como a quienes los rodean. Aquí te comparto algunas características comunes de cómo suelen comportarse:

  • Criticismo constante: A veces, estas personas tienden a señalar constantemente aspectos negativos en los demás, centrándose en resaltar defectos y debilidades que pueden minar la autoestima de quienes están cerca.
  • Manipulación: La manipulación es algo que algunas personas utilizan para conseguir lo que desean, a veces sin considerar cómo esto puede afectar a los demás. Usan tácticas que les permiten controlar situaciones, generar culpa o alcanzar sus metas.
  • Egocentrismo: Pueden mostrar una falta de empatía y concentrarse excesivamente en sus propias necesidades y deseos, a veces sin tener en cuenta cómo esto puede afectar a los demás y las consecuencias de sus acciones.
  • Generación de conflictos: En ocasiones, estas personas pueden contribuir a la creación de conflictos en sus relaciones interpersonales, alimentando el drama, sembrando discordia y, de alguna manera, disfrutando del caos resultante.
  • Falta de responsabilidad: Algunas personas destructivas evitan asumir responsabilidad por sus acciones, culpando a otros o a las circunstancias por sus problemas y evitando reconocer su papel en situaciones difíciles.
  • Actitud victimista: Enlazando con la falta de responsabilidad, a veces adoptan una actitud de víctima, presentándose como perjudicadas constantemente, buscando simpatía y atención.
  • Sabotaje interpersonal: Actúan de manera que socava las relaciones y oportunidades de los demás, ya sea saboteando proyectos, difamando a otros o sembrando desconfianza en los círculos sociales.
  • Irresponsabilidad emocional: Pueden tener dificultades para manejar sus emociones de manera madura, actuando impulsivamente sin considerar las consecuencias a largo plazo de sus acciones.
  • Falta de compromiso: A veces, estas personas enfrentan dificultades para mantener relaciones a largo plazo o comprometerse con metas y responsabilidades, lo que puede generar inestabilidad en varios aspectos de sus vidas.
  • Envidia y competencia destructiva: Suelen sentir envidia hacia los logros de los demás y a veces se ven involucrados en una competencia destructiva, buscando desacreditar o superar a aquellos que perciben como amenazas.

Es importante recordar que estas características no siempre se manifiestan de la misma manera en todas las personas destructivas, y algunos individuos pueden mostrar solo algunos de estos comportamientos. Además, las personas tienen la capacidad de cambiar con el tiempo, y su entorno y circunstancias también pueden influir en su comportamiento.

Robson Marins es un apasionado de la psicología, filosofía, Marins es escritor, bloguero, pensador, Graduado en Marketing (por la Faculdad Unica, Brasil) Licenciado en filosofía, licenciado en educación especial,

Posgraduado en :

  • Educación Infantil
  • Psicoanálisis
  • MBA ejecutivo en Marketing Digital
  • Psicología existencial
  • Educación especial