Los niños con necesidades educativas especiales (NEE) encaran una serie singular de retos que trascienden los problemas académicos. Frecuentemente, sienten una intensa percepción de «alteridad» que puede influir en su crecimiento emocional y existencial. Sentirse distintos, malinterpretados o marginados puede provocar ansiedad, disminución de la autoestima, frustración e incluso depresión.
Visualizamos a un niño con dislexia intentando imitar el ritmo de sus pares en el aula. Podría experimentar sensaciones de incapacidad, vergüenza y frustración. Tal vez se cuestione: “¿Por qué soy tal?”, “¿Por qué no puedo ser igual que los demás?». Estas interrogantes, fundamentalmente, son de carácter existencial, poniendo en duda su posición en el mundo y su propia existencia.
Otro caso es un niño con autismo que podría enfrentarse a problemas para establecer conexiones con los demás. Las convenciones sociales. Esta ausencia de vínculo puede provocar una sensación de aislamiento y soledad existencial. Podría sentirse incomprendido, invisible o “extraterrestre” en un mundo que no parece corresponder con su esencia.
¿De qué manera podemos asistir a estos niños en su travesía por estas emociones complejas y hallar un sentido de pertenencia y propósito?
Es en este punto donde la psicología existencial y la educación especial se fusionan para proporcionar una perspectiva holística.
Estrategias de acción mediata:
- Verificación emocional: Establecer un entorno seguro en el que los niños se sientan escuchados, entendidos y aceptados sin prejuicios. Asistirlos en la identificación, denominación y asimilación de sus emociones.
- Promover la autoconciencia: Motivarlos a descubrir sus puntos fuertes, débiles y valores. Asistirlos en la comprensión de su unicidad y en la aceptación de sí mismos.
- Desarrollar la resistencia: Instruirles en competencias de manejo para vencer los obstáculos y fomentar una mentalidad de desarrollo.
- Fomentar el vínculo social: Promover oportunidades para que se relacionen y se vinculen con otros, bien sea mediante grupos de apoyo, actividades fuera del currículo o programas de mentoría.
- Descubrir un propósito: Asistirles en la identificación de sus pasiones e intereses, y en la construcción de un sentido de propósito en su vida.
La educación especial juega un papel fundamental en la creación de entornos de aprendizaje inclusivos y adaptados a las necesidades individuales de cada niño. Esto implica proporcionar apoyos específicos, adaptaciones curriculares y estrategias de enseñanza diferenciadas.
Al abordar las dimensiones emocionales y existenciales de los niños con NEE, podemos ayudarles a desarrollar una base sólida para su bienestar y florecimiento personal. Recordemos que cada niño es único y tiene un potencial inmenso, y nuestro objetivo es brindarles las herramientas y el apoyo que necesitan para brillar con luz propia. Sin embargo, la educación inclusiva fallas en algunos puntos, ya que muchos docentes no tienen la formación adecuada y mismo que sean formados en pedagogía, utilizan técnicas muy poco adecuadas para los niños con condiciones especiales.
Es cierto que la inclusión busca que todos los alumnos sean vistos y tratados por igual. Sin embargo, el problema radica en que si la educación tradicional ya presenta deficiencias, la inclusiva enfrenta aún mayores desafíos. El problema radica en que si la educación convencional ya muestra deficiencias, la inclusiva se enfrenta con retos aún más grandes. Diversos alumnos sufren acoso escolar, y el sistema educativo convencional falla en elementos fundamentales como el respeto a la diversidad y la prevención del acoso. Si estas carencias no se atienden, imagínate la educación especial, ya que demanda un esfuerzo aún más grande, no podrá resultar eficaz.