Quizás el término “síndrome del yo” es desconocido para usted, sin embargo, hay muchas personas que sufren este tipo de neurosis obsesiva y no se dan cuenta.
He de aclarar que hay dos clases de “yo”: el yo que nos fue castrado, por así decirlo, donde nos enseñaron que “yo no puedo hacer eso”, “yo tengo que ser lo que mis padres quieren que yo sea”; sería como una falsa identidad (teoría de la Gestalt, una parte de la psicología humanística que nació a través del psiquiatra y psicoanalista Fritz Perls) y el segundo es lo que deseo hablar, este yo egocéntrico lleno de ego.
Siempre me encantó la psicología, pues deseaba ayudar a las personas y aún sigo intentándolo, solo que con el tiempo he ido aprendiendo. Siempre me encantó la psicología, pues deseaba ayudar a las personas y aún sigo intentándolo, solo que con el tiempo he ido aprendiendo. Una de las cosas que más me cansaba era pasar horas y horas dando consejos a una persona que en realidad no buscaba solución para su problema sino a alguien dispuesto a escuchar sus penas.
Este complejo de salvador que casi todos tenemos, de preocuparnos e intentar ayudar a las personas más sensibles, me hizo ver que algunas de estas personas no quieren cambiar, ya están instaladas en su manera de ser y son como los sadomasoquistas que les encanta el sufrimiento, y solo buscan atención. Aprendí con un gran amigo, Fermín Manteca, a separar las cosas, ya que cuando alguien se acercaba a mí y tenía una historia semejante a la mía yo me lanzaba a ciegas a ayudar, pero después me daba cuenta de que estaba siendo utilizado.
Las personas que sufren algún tipo de neurosis suelen percibir las situaciones negativas de la vida. Pueden tener información de que hay países como África e India donde millares de niños mueren de hambre y las chicas son violadas, pero simplemente para intentar demostrar una empatía pasiva, ya que para los que sufren el síndrome del “yo sufro más que tú”, no les importa si su vecina tiene cáncer, o quizás si tú has tenido una vida muy dura y lo has superado, ellos siempre van a decir que su sufrimiento es lo más duro y difícil.
No hace mucho, conocí a un chico por internet que vendía camisetas, quedamos sentados en un sitio mientras no sé por qué me explicaba todas sus penas y yo como un tonto le creí mientras él me vendía la moto (significado de vender la moto, convencer o engañar a alguien, haciéndole creer o aceptar algo que no es del todo cierto; colocarle a alguien una idea o cosa sin valor real).
Sin ningún interés ni sexual ni material le empecé a ayudar, hasta que un cierto día empecé a percibir que había algo raro en toda aquella historia. Entré en contacto con su pareja a través de un mensaje y le fui sincero, mi sorpresa fue cuando me dijo que el chico al que me estaba matando en ayudar, hablaba mal de mí.
La sensación fue de frustración y engaño. Me acuerdo que llamé a una cierta persona que también creía que era mi amigo y su respuesta fue que la culpa era mía, dijo con todas las palabras que si yo hice esto es que buscaba algo a cambio, y me quedé pensando. La sensación fue de frustración y engaño. Me acuerdo que llamé a una cierta persona que también creía que era mi amigo y su respuesta fue que la culpa era mía, dijo con todas las palabras que si yo hice esto es que buscaba algo a cambio, y me quedé pensando: ¿Si el chico no tiene nada que ofrecerme cómo deseo algo a cambio? Lo único que intentaba era ayudar.
Donde quiero llegar con toda esta historia es que infelizmente hoy en día debemos tener mucho cuidado, aprender a escuchar y analizar lo que las personas te dicen, sin dejar de sentir empatía y ser más precavido. Hay muchos que buscan vivir la vida engañando a otros para sacar provecho.
Derechos exclusivos: Robson Marins De Abreu