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¿Soy una persona tóxica o me dejo que me intoxiquen?

Todos podemos tener comportamientos tóxicos en algún momento, y la clave está en identificarlos y trabajar en ellos. Del mismo modo, es posible que nos encontremos en relaciones tóxicas sin ser plenamente conscientes de ello. El objetivo no es buscar culpables, sino comprender las dinámicas que nos perjudican y buscar soluciones. Si identificamos comportamientos tóxicos en nosotros mismos, podemos buscar ayuda para cambiarlos.

Primero tenemos que comprender que son estos comportamientos y después hacemos un autoanálisis, cogeremos una hora y anotaremos datos importantes de nuestro comportamiento, intentarás analizar si tienes rasgos de persona tóxica o emocional.

Ejemplos de personas con rasgos tóxicos:

Manipulación:

  • Culpabilizar: Hacer que te sientas mal por algo que no has hecho o que no es tu responsabilidad.
  • Victimismo: Presentarse constantemente como víctima para obtener atención o compasión.
  • Chantaje emocional: Amenazar o hacer sentir culpable a alguien para conseguir lo que se quiere.
  • Gaslighting: Hacer dudar a alguien de su propia percepción de la realidad.

Agresividad:

  • Insultos y humillaciones: Agredir verbalmente a alguien, ya sea de forma directa o indirecta.
  • Gritos y violencia física: Perder el control y recurrir a la violencia física o verbal.
  • Intimidación: Usar amenazas o la fuerza para controlar a alguien.

Control:

  • Celos excesivos: Controlar con quién hablas, a dónde vas y qué haces.
  • Posesividad: Tratar a la otra persona como si fuera de su propiedad.
  • Falta de respeto
    • Interrumpir constantemente: No dejar que la otra persona hable o exprese su opinión.
    • Ignorar: No prestar atención a lo que la otra persona dice o hace.
    • Descalificar: Menospreciar las opiniones, sentimientos o logros de la otra persona.

Negatividad:

  • Quejas constantes: Quejarse de todo y de todos, creando un ambiente negativo.
  • Pesimismo: Ver siempre el lado negativo de las cosas.
  • Criticismo destructivo: Criticar a los demás de forma constante y sin ofrecer soluciones. … Son Controladoras, egoístas, narcisistas, victimistas, chantajistas emocionales, agresivas, criticonas, negativas, envidiosas, celosas, posesivas, irrespetuosas, deshonestas, poco confiables, dramáticas, insensatas, crueles y destructivas. Es importante recordar que no todas las personas tóxicas presentan todas estas características. Algunas pueden ser más dominantes que otras, y la combinación de ellas puede variar de una persona a otra.

En contraste con las personas tóxicas, que suelen usar las emociones para manipular, las personas emocionales se caracterizan por su capacidad de sentir y expresar sus emociones de forma auténtica. Experimentan la tristeza, la ansiedad, el dolor, el miedo, la rabia y la frustración, pero en lugar de proyectarlas en otros o usarlas para manipular, las reconocen, las aceptan y buscan formas saludables de expresarlas y gestionarlas. Jamás le otorgará a otro este sentimiento, lo sentirá como suyo sin culpabilidad y buscando una solución.

Empezamos el análisis:

Análisis: La influencia de personas tóxicas en la baja autoestima

Cuando una persona joven con baja autoestima se enfrenta a comentarios que pretenden convencerla de que su situación es «su culpa», corre el riesgo de caer en un círculo de autoacusación y dependencia emocional. Las personas tóxicas manipulan emocionalmente a quienes se sienten vulnerables, utilizando tácticas como la culpa, la invalidación y la crítica constante para mantener el control y alimentar su propio sentido de superioridad.

1. El papel de la persona joven:

Con una autoestima baja, la percepción de sí misma probablemente estará llena de dudas e inseguridades. Esta fragilidad puede llevarla a aceptar sin cuestionar las narrativas externas que refuerzan su sensación de insuficiencia. Si estas críticas vienen de alguien cercano (amigos, familiares o incluso pareja), es probable que sean internalizadas aún más profundamente.

2. El comportamiento tóxico:

Las personas tóxicas operan bajo patrones de comportamiento que buscan corroer la confianza de los demás para mantener el equilibrio de poder a su favor. Frases como «si te sientes así, es porque no te esfuerzas lo suficiente» o «es tu culpa que las cosas no sean mejores» son ejemplos de cómo manipular la percepción de la realidad. Estas afirmaciones no solo perpetúan la baja autoestima, sino que también anulan la posibilidad de crecimiento personal al cargar toda la responsabilidad sobre la víctima.

3. Impacto emocional:

La exposición constante a este tipo de mensajes puede provocar un ciclo de autoevaluación negativa, aislamiento y, en casos graves, incluso síntomas depresivos o ansiosos. La persona joven podría llegar a creer que es incapaz de cambiar o que merece el trato que recibe, consolidando su dependencia emocional hacia la persona tóxica.

4. Salir del ciclo:

Es fundamental que la persona joven reconozca que su valor no depende de la validación externa y que las emociones que experimenta no son «su culpa», sino el resultado de una interacción compleja con su entorno. Identificar a estas personas tóxicas y limitar su influencia es un primer paso para la recuperación de su autoestima.

Ahora que ya puedes distinguir si eres tóxico o emocional, necesitas tener cuidado con la toxicidad de los demás. Las personas tóxicas son cínicas y perversas: primero envenenan para luego decir a los demás que el problemático eres tú.

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